Tener una habilidad o profesión y no usarla para beneficio de la comunidad, es un error tan grande como el de un avaro que entierra su dinero para que nadie más lo pueda usar.

 

Las habilidades sin utilizar en realidad son un desperdicio, por eso, cuando el co-pastor del templo de la comunidad se acercó a nosotros para pedirnos ayuda con el diseño de una extensión para su casa, no dudamos en brindarle nuestra ayuda.

 

Daniel aparte de co-pastor, es un Ingeniero en sistemas, carrera en la que se ha desempeñado durante muchos años, pero después de una larga y grave enfermedad ocasionada por las fuertes presiones de su trabajo y que lo dejó en cama durante varios meses, ha empezado a pensar en su retiro y en otras fuentes de trabajo menos demandantes. Pensando en esto, e influenciado por el nacimiento de su pequeña hija, decidió emprender un negocio de venta de juguetes en línea, que, aunque en un principio parecía más un hobby que una profesión, con el tiempo se fue volviendo más y más estable al punto de poder proyectar ganancias similares a las que su carrera de ingeniería le estaba proveyendo.

 

Para poder llegar a este punto necesita expandirse y profesionalizarse, por lo que el pequeño departamento de interés social que durante todo este tiempo usó como oficinas y matriz de su negocio ya no era del todo viable. Así que para optimizar sus operaciones nos pidió expandir su propiedad y poner sus nuevas oficinas en un segundo nivel en lo que actualmente es su hogar.